28 octubre 2008

[PS Pudahuel, N°886] Re: otras causas de la derrota

Un articulo más para la discusión
 
MI VISIÓN SOBRE LAS MUNICIPALES 2008
Las consecuencias de las elecciones municipales 2008 aún no se terminan de calcular ni de conocer. No obstante, una primera lectura indica que la Concertación está preocupada y la Alianza está eufórica con los resultados. No obstante, los análisis de los datos absolutos (sin considerar los porcentajes) indican que en esta elección MENOS ELECTORES apoyaron a cada una de las colectividades.

Para graficar lúdicamente lo que sucede con los dirigentes de la Concertación, quizás se pueda decir que es lo más parecido a una persona con depresión. En efecto, tiene el cuerpo sano y vigoroso (reflejado en el buen resultado electoral obtenido en la elección de concejales), pero la mente actúa sin la suficiente lucidez como para tomar las decisiones más adecuadas (las declaraciones a los medios de comunicación lo evidencian). Aún cuando hay razones para tal conducta (baja de votación de la Democracia Cristiana, desorden provocado por la existencia de 2 listas a concejales), lo cierto es que a la luz de los resultados municipales la opción Presidencial de la Concertación está intacta.

Más aún, cuando es cada vez más evidente que los resultados electorales no estuvieron "transantiaguizados", la opción presidencial de la Concertación, incluida la opción del ex Presidente Lagos siguen intactas. No obstante, para que esta opción sea capitalizada, la Concertación requiere consolidar a la brevedad liderazgos que le permitan, al menos:
(i) Re-orientar su accionar político,
(ii) Tomar decisiones que le devuelven parte de su base electoral,
(iii) Que re-invente la forma de hacer política, y
(iv) Que profundice la democracia, incluso al interior de los propios partidos de Gobierno.

En medio del desorden y la desazón existente, una voz clara, fuerte y orientadora puede hacer la diferencia entre ganar y perder una elección presidencial. En ese sentido es bueno tener presente que los efectos inerciales actúan en formas y sentidos diferentes en la Alianza y en la Concertación:

A. En efecto, la Alianza celebra su primer triunfo en urnas en los últimos 50 años (cuando Alessandri llegó al poder) y aún cuando no han capitalizado el descontento de la ciudadanía por la Concertación, no sólo se han declarado ganadores, sino que se sienten ganadores. Por primera vez en muchos años, siente que la posibilidad de acceder a La Moneda está a la vuelta de la esquina.

B. En cambio, los dirigentes de la Concertación sienten el golpe de los electores que dejaron de votar por la coalición y acusan un revés electoral. Aún cuando, en número de votos, la Concertación sigue siendo mayoría.

En resumen:
1. La Concertación sigue siendo más atractiva para los electores. En efecto, si se comparan los resultados de concejales, que es dónde los electores tienen TODO el menú de opciones, la Alianza llega a un 35,99 % y la Concertación logra un 45,24%. En estos mismos resultados, el Partido Comunista logra un 8,5%. Para mayor claridad, los datos agrupados y comparados con la elección del 2004:

Alianza, 2004: 2.307.046 (37,68%)
Alianza, 2008: 2.005.153 (35,99%)

Concertación, 2004: 2.932.350 (47,89%)
Concertación, 2008: 2.520.262 (45,24%)

Juntos Podemos Más, 2004: 561.687 (9,17%)
Juntos Podemos Más, 2008: 506.176 (9,08%)

Otros, 2004: 322.292
Otros, 2008: 538.108

2. Estos datos son preocupantes por cuanto indican que el descontento de los electores no es con una coalición en particular, sino que con el sistema político en general. En efecto, la Concertación pierde 400 mil votos desde la última elección municipal, la Alianza pierde más de 300 mil votos y el Pacto Juntos Podemos Más pierde 55 mil votantes. Los únicos que suben su votación son los otros pactos electorales (regionales e independientes) que capitalizan más de 200 mil votos.

3. Es urgente y necesario mejorar los mecanismos de selección de candidatos, a la luz de los resultados, esta elección nos enseña que los postulantes a alcaldes escogidos por la Concertación no fueron los mejores. Se necesita más y mejor democracia: primarias abiertas para todos y cada uno de los cargos de elección popular.

4. El llamado efecto Transantiago se puede analizar a la luz de la comparación de las elecciones de concejales del año 2004 respecto de las del 2008. Aquí se aprecia que ambas coaliciones bajaron significativamente su votación en Santiago. En consecuencia, la teoría que la Alianza esgrimió por mucho tiempo, respecto de que la gente, descontenta por el Transantiago, iba a volcarse a la Alianza, NO ES EFECTIVA. Para mayor claridad, los datos de ambas elecciones:

Concertación, 2004: 1.113.056
Concertación, 2008: 895.616
Votos que baja la Concertación: 217.440

Alianza, 2004: 923.378
Alianza, 2008: 806.027
Votos que baja la Alianza: 117.351

5. Asimismo, una explicación plausible a la diferencia que se produjo entre la elección de alcaldes y concejales, se puede obtener a partir de las características inherentes a los cargos de alcaldes y concejales:

a. Por un lado, el cargo de alcalde, por la cercanía que tiene con la gente, es evaluado en función de la eficiencia en las prestaciones que entrega el municipio, por lo tanto, la gente no tiene problemas en atravesar la línea ideológica mientras se le asegure que su alcalde recogerá la basura todos los días o mejorará la atención del consultorio. En ese sentido, el régimen presidencialista imperante, hacen que ninguna de estas características sean observadas en el puesto de concejal.

b. Por otra parte, como el menú de concejales refleja la diversidad de alternativas ideológicas, valóricas y partidistas que los electores tienen, es obvio que esta elección es un reflejo más genuino de la opción de los electores.

c. Sumados ambos elementos, no es descartable esgrimir que los electores tienen una cercanía ideológica y valórica con la Concertación, pero que ven incapacidad e ineficiencia en el manejo de los municipios. O sea algo así como, "…me siguen gustando ustedes, pero ellos lo hacen mejor…"


El 28 de octubre de 2008 15:00, patricio Acuña <patricio_feliz@yahoo.es> escribió:

El fracaso de la Concertación

Álvaro Cuadra*

Los resultados de las elecciones municipales hacen evidente un fracaso de la Concertación. La pérdida de comunas emblemáticas a través del país muestra
los síntomas de un desprestigio y un desgaste de la coalición gobernante mucho mayor de lo que algunos imaginaban. La Alianza por Chile, con más astucia
que virtudes, ha sabido capitalizar los desaciertos de sus adversarios políticos, fortaleciendo sus posibilidades de desalojar a la Concertación en las
próximas elecciones presidenciales.

Si bien se hace necesario relativizar los resultados, en cuanto las elecciones de gobiernos locales están marcadas por factores que exceden los lineamientos
políticos estrictos, no es menos cierto que estas cifras están indicando un rechazo a lo que ha sido el desempeño concertacionista estos últimos años.
Si durante años, un conglomerado de gobierno exhibe sin pudor un espectáculo que muestra lo peor de sí ante los medios de comunicación, interesados en
mostrarlo, lo que ocurre es que día a día se instila en la sociedad un sentimiento de molestia y frustración que se expresa a la primera oportunidad. Eso
es exactamente lo que ha ocurrido.

Las causas de este fracaso son variadas y complejas. Basta revisar los temas más candentes de los últimos años para concluir que la Concertación, desde
hace mucho, no ha estado a la altura. La tónica de estos últimos años parece resumirse en la fiasco del Transantiago, caso emblemático de ineficiencia,
corrupción e ineptitud, un espíritu que recorre todos los rincones del país y se despliega en los más diversos ámbitos como delincuencia, tercera edad,
salud o educación.

Si a este percepción se agregan las propias disputas en la coalición de gobierno, marcada por personalismos y bochornosos debates cupulares que han hecho
de la política una cuestión de "mafias", el resultado no podría ser sino una pérdida acelerada y significativa de apoyo. Si ya la política no resulta especialmente
atractiva, en virtud de una clase política cerrada, sorda a las demandas y, en el límite, frívola, corrupta y mediocre, la política concertacionista  parece
resumir todos estos defectos.

Por último, es necesario consignar la profunda irresponsabilidad política de la Concertación, que ha dejado los medios de comunicación al arbitrio del mercado,
eufemismo que significa dejarlos en manos de monopolios ligados a intereses políticos bien definidos. Han sido los sectores de derechas los que han instalado
la agenda política del país desde hace años, nada tiene pues de extraño que esta torpeza mayúscula de los gobiernos concertacionistas se ha traducido en
una "derechización" del país.

Cuando un conglomerado como la Concertación, que fue depositaria de la esperanza democrática de una amplia mayoría de los chilenos llega al punto de perder
su identidad, asimilándose en lo económico y en lo político a sus adversarios, entrando en una espiral demagógica carente de la más mínima ética cívica,
defrauda los sueños y expectativas de sus propios adherentes.

Cuando un conglomerado como la Concertación de Partidos por la Democracia no ha sido capaz de cambiar radicalmente una Constitución antidemocrática, es
hora de admitir que ha perdido su razón de ser. El verdadero fracaso de la Concertación estriba en que su derrota electoral a nivel municipal o presidencial
ha dejado de ser relevante o significativa para el destino histórico de Chile.

* Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados ELAP.
En: Arena Pública, Plataforma de Opinión de Universidad ARCIS.

el género humano no es capaz de soportar demasiada realidad - Jung Carl
Despacito... por las piedras
Volviendo a la vaca fría

Aprendemos de las lecciones de la vida que de poco nos puede servir una democracia política, por más equilibrada que parezca presentarse en sus estructuras
internas y en su funcionamiento institucional, si no está  constituida de raíz por una efectiva y concreta democracia económica y por una no menos concreta
y efectiva democracia cultural.

Decirlo en los días de hoy parecerá un exhausto lugar común de ciertas inquietudes ideológicas del pasado, pero sería cerrar los ojos a la simple verdad
histórica no reconocer que esa trinidad democrática – política, económica, cultural -, cada una complementaria y potenciadora de las otras, representó,
en el tiempo de su esplendor como idea de futuro, una de las más apasionantes banderas cívicas que alguna vez, en la historia reciente, fueron capaces
de despertar consciencias, movilizar voluntades, conmover corazones.

Hoy, despreciadas y tiradas a la basura de las fórmulas que el uso cansó y desnaturalizó, la idea de democracia económica dio lugar a un mercado obscenamente
triunfante, que al final se dio de bruces con una gravísima crisis en su vertiente financiera, mientras que la idea de democracia cultural fue substituida
por una alienante masificación industrial de las culturas.

No progresamos, retrocedemos. Y cada vez se irá haciendo más absurdo hablar de democracia si nos empeñamos en el equívoco de identificarla únicamente con
las expresiones cuantitativas y mecánicas que se llaman partidos, parlamentos y gobiernos, sin atender a su contenido real y a la utilización distorsionada
y abusiva que en la mayoría de los casos se hace del voto que los justifica y los sitúa en el lugar que ocupan.

No se concluya de lo que acabo de decir que estoy contra la existencia de partidos: yo mismo soy miembro de uno. No se piense que aborrezco parlamentos
y diputados: los querría, a unos y otros, mejores en todo, más activos y responsables. Y tampoco se crea que soy el providencial creador de una receta
mágica que permitiría a los pueblos, de ahora en adelante, vivir sin tener que suportar malos gobiernos y perder tiempo con elecciones que pocas veces
resuelven los problemas: me niego a admitir que solo sea posible gobernar y desear ser gobernado de acuerdo con los modelos supuestamente democráticos
en uso, a mi ver, pervertidos e incoherentes, que no siempre con buena fe cierta especie de políticos intentan convertir en universales, con promesas falsas
de desarrollo social que apenas consiguen disimular las egoístas e implacables ambiciones que las mueven.  
Alimentamos los errores en nuestra propia casa, pero nos comportamos como si fuésemos los inventores de una panacea universal capaz de curar todos los males
del cuerpo y del espíritu de los seis mil millones de habitantes del planeta. Diez gotas de nuestra democracia tres veces al día y seréis felices para
siempre jamás. En verdad, el único verdadero pecado mortal es la hipocresía. 
José Saramago
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Escritor portugués, premio Nobel de Literatura



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PatricioFeliz
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